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Foto: BarraBrava.Net |
Otro año de levantarse descalzos y sentir competencias frías, de ganar más que un torneo y subir nuestras expectativas. Otro año de ver el reloj y recordar que lo adelanté diez minutos para salir temprano y poder ir al estadio, de no saber combinar mi “¿Qué camiseta me pongo?” y salir faltándome todo menos mis manillas y mis compañeros al que siempre resulta ser una compañía perfecta.
Otro año de sonreír porque es lo que me sale mejor, de sorprenderme porque el Santa Fe no es el mismo de antes, pero así me gustan más, de perder mi voz en todos los cantos, de gritar para calmar demonios, de dormir pensando en el siguiente domingo.
Pero para variar, podríamos no levantarnos descalzos, de alentar así no ganemos un torneo, salir a tiempo de casa para ir al estadio y comprar nuevas manillas y conocer nuevos Santafereños.
Sí, que este año sea de riesgos.
O sea de valor, o sea de entrega, o sea de Santa Fe. Que me hagan olvidar sus peores jugadas, que alivie mis pies fríos con tácticas inéditas, que le tome fotos a todas sus maniobras gloriosas, o de indiferencia, o de volver a nacer, que me aprenda de memoria sus partidos y le pida que me vuelva a recordar, como se gana un partido de verdad.
Si no en el tiempo, sí en los recuerdos; en el palpitar peculiar de los corazones Cardenales, cuando volvamos a al siguiente día y volver a alentar, en el nudo en la garganta que no querremos deshacer al escuchar una canción. Y en los momentos eternos que eran un minuto, porque la noción se perdía, el presente se anhelaba y nosotros sólo queríamos seguir viéndote jugar, así sea, con la luz más apagada.
Por: Camilo Andrés Estrella - Seguir a @Pandaltonico
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